Hablemos de cómo la placa de calle con accesibilidad puede cambiar por completo la experiencia dentro de una ciudad.
Porque visitar o pertenecer a una ciudad se trata de recorrerla con seguridad, usar los medios de transporte disponibles, y que sus habitantes puedan ubicarse sin problemas con apenas echar un vistazo a una esquina o a un portal.
En el que debería leerse muy claro, y sin lugar a equívocos, algo como “Calle Cervantes 42” o “Avenida Ramón y Cajal 12”.
Tiene que ser algo tan sencillo como si se tratara de títulos más largos y complicados de leer como “Calle Válgame Dios”, “Calle Atxekolandeta” o “Calle de La Alegría de la Huerta”.
Pero ¡atención! Es importante que no asumas que todos podremos echar un vistazo.
Porque hay una cantidad importante de personas invidentes que quieren orientarse dentro de la ciudad y no pueden leer estas placas de calle.
Aún hay más personas con baja visión que no pueden enfocar para leer el nombre de la calle ni el número.
¿Imaginas cuántas suman si agregamos la cantidad de personas que tienen miopía u otra distopía común y no pueden ver a más de 10 metros de distancia?
Somos muchos quienes tenemos la necesidad de tener una señalización de calles que sea realmente accesible y responda a la autonomía y seguridad de todos los casos.
Y precisamente para eso nacen las leyes y normas europeas acerca de la accesibilidad y diseño universal.
Si hay una placa de calle con accesibilidad, hay inclusión
En Europa, varias leyes y normativas abordan la accesibilidad universal en el entorno urbano, incluyendo la señalización de calles.
Podemos encontrar obligaciones en la Directiva Europea 2016/2102, la Directiva 2010/31/UE o incluso en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con Discapacidad (CDPD).
Sin embargo, una de las más específicas es el Reglamento (UE) 1300/2013 sobre la accesibilidad de los espacios públicos.
Estas obligaciones están dirigidas a garantizar que los espacios públicos sean accesibles para todas las personas, y esto incluye a aquellas que tienen una discapacidad, pero no exclusivamente.
Según la normativa, la señalización debe cumplir con principios y diseño de accesibilidad universal, por eso debe contemplar una gran diversidad de capacidades y tener diferentes formatos sensoriales de información.
Nos referimos a Braille, pictogramas y señales auditivas, para poder captar el mensaje.
Pero además está el factor de claridad, con un diseño y ubicación que garantice su visibilidad desde diferentes distancias y ángulos.
Y que al mismo tiempo sea una placa alcanzable por una persona que está de pie, en silla de ruedas o con baja estatura, para poder tocarla o activar el sonido.
Para lograrlo, los especialistas deben estudiar cada caso de instalación y, además, lograr una integración coherente con el entorno para que encontrarla responda a una lógica urbanística.
Por supuesto, la validación también está contemplada en las normativas: que personas con diferentes capacidades, formadas en materia de accesibilidad, puedan probar que el diseño y la instalación de estas placas de calle funcionan como deberían.
Una ciudad, pueblo o comarca debe poder ofrecer esta seguridad y autonomía a sus habitantes y visitantes.
En respuesta a esto, en Puntodis tenemos un equipo de validación constante sobre nuestras placas de calle, que tenemos disponibles en gris o en blanco para adaptarse mejor al entorno, y probadamente visibles hasta a 10 metros de distancia.
Tienen garantía de 24 meses y las entregamos en menos de 72 horas.
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Este es un producto certificado garantizado, que cumple con la ley de Accesibilidad y con las normativas autonómicas y del estado Real Decreto 173/2010 CTA DB SUA.
Y su transcripción Braille está certificada y conforme a UNE 170002:2002.
