Accesibilidad contra la discriminación: pasamos a la acción

3 hombres tomando algo y festejando en la terraza de un bar. Uno de ellos está sentado sobre una silla de ruedas

Igual que un antídoto, usar la accesibilidad contra la discriminación es una fuerza que contrarresta el efecto de injusticia que las sociedades luchan por eliminar.

Todas las personas tienen derecho a recibir un trato digno, esa es la reflexión al uso que compartimos a propósito del Día Mundial de Cero Tolerancia contra la Discriminación. 

Los temas más comunes que encontramos alrededor de esta lucha son discriminación por raza, por edad, por género, por condición social y por origen. También por religión, orientación política o preferencia sexual.

Si lo reflexionamos a fondo, todas las personas podemos ser objeto de alguna discriminación activa o pasiva.

Sabemos que hay muchas otras formas de discriminación. En Puntodis nos preocupan todas, pero a diario nos ocupamos de una en particular que se menciona un poco menos.

Cuando alzamos la bandera en contra de la discriminación y el respeto a la dignidad humana, allí debe estar contemplada su autonomía.

Las leyes aseguran teóricamente que todas las personas tenemos los mismos derechos. Pero si no estamos en igualdad de condiciones, solo algunos podrán beneficiarse de ellos.

Y eso nos lleva a una sociedad desequilibrada, reservada para una minoría aventajada y excluyente.

Cuando en realidad, de diferentes formas y a través de la óptica de la accesibilidad, somos más personas quienes necesitamos del diseño universal  y adaptaciones de accesibilidad para poder disfrutar de bienes y servicios públicos que son nuestro legítimo derecho.

Porque no podemos leer tan bien como otras personas, o tenemos dificultad para desplazarnos y ser atendidos en una mesa de información. 

Quizás porque algunos de nosotros no podemos escuchar bien el llamado a tomar un tren, o sencillamente porque el mapa del metro es demasiado confuso y no nos sentimos seguros para poder usarlo sin perdernos.

Ciertamente, no se trata de una discriminación activa a través de grupos de rechazo. 

Pero luego también hay una forma pasiva de discriminación, que es aquella en la que no atacas a una comunidad en especial, pero la ignoras por completo.

La inacción es también una poderosa forma de discriminación.

Afortunadamente, en marzo del año 2023, en España fue aprobado el Real Decreto 193/2023 acerca de accesibilidad y no discriminación a personas con discapacidad.

Aunque lenta, después de una persistente presión europea, los cambios están comenzando a avanzar. 

Entre otras cosas, esto significa que no podrá usarse el derecho de admisión para restringir el acceso a bienes y servicios, a disposición del público, por razón de discapacidad. 

Esto incluye a personas con discapacidades físicas, sensoriales e intelectuales tipificadas.

Pero también impacta sobre personas mayores y aquellas que aún no conocen bien nuestro idioma, que podrían ser turistas buscando una dirección o inmigrantes tratando de seguir un proceso legal.

Ahora que estamos llevando este tipo de discriminación a las leyes, podemos preguntarnos ¿cuál es el siguiente paso?

 

Accesibilidad contra la discriminación cotidiana, ¿funciona?

Lograr la cero tolerancia a la discriminación no es un asunto que esté en manos de colectivos o minorías en torno a un asunto u otro.

Por el contrario, se necesitan las voces de las personas que no son objeto de discriminación para garantizar este valor en la comunidad.  

Y es precisamente esta participación lo que ha permitido llevarlo hasta el marco legal, del continente, del país y luego de cada provincia.

Pero no va a funcionar si nos quedamos en el sueño teórico.

Es necesario cumplir con el calendario de adaptaciones, llevarlo a la acción.

Hacer que un espacio, un servicio, un producto o una experiencia sea accesible necesita más ingenio,  información y formación, que inversión económica.

La accesibilidad, cuando se ejecuta de acuerdo a los estándares que exige el reglamento y con consciencia de inclusión, es un aporte diferencial que valoran y agradecen las comunidades. 

Como público crítico, debemos garantizar que los derechos de todas las personas estén contemplados en la accesibilidad de la que disponen en un tren o autobús, en un restaurante o en la oficina de servicios públicos. 

Es la única forma de combatir la exclusión y la discriminación por inacción.

¿Quieres saber qué necesitas en un lugar o en una experiencia para hacerla accesible?, ¿quieres tener accesibilidad intelectual?

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Poniéndote manos a la obra, justo como estás haciendo ahora.

 

Foto de Elevate en Unsplash

Por jon Ibarra

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